Ya desde el siglo XVIII, los catalanes conocían de la existencia de vinos espumosos gracias a los fabricantes de corcho de los municipios de La Selva y del Empordà (Gerona) pues eran los principales suministradores de tapones de corcho de los elaboradores de Champagne, en Francia.
En la primera mitad del siglo XIX, comienzan a realizarse en España los primeros intentos para elaborar vinos espumosos siguiendo el mismo método del Champagne y poco a poco se empieza a ser consciente de que la elaboración de estos vinos no debía de limitarse solamente a la fermentación en botella, sino que había que localizar, dentro de las regiones vitivinícolas, aquellas comarcas que por la naturaleza de su terreno y por su clima, permitieran obtener unos vinos de máxima calidad.
Durante la segunda mitad de siglo ya empiezan a destacar algunos vinos espumosos por su calidad, ganando medallas en certámenes internacionales como en las Exposiciones Universales de París o de Viena por citar algunas.
Según consta en el libro De l’aiguardent al cava de Josep Colomé Ferrer editado, con la colaboración de la Generalidad de Cataluña y el Consejo Regulador del Cava, por El 3 de vuit: lo que hoy se llama «cava» se comenzó a producir a partir de las investigaciones de Luis Justo Villanueva en el Instituto Agrícola Català de Sant Isidre que defendió el método champañés (méthode champenoise). Los primeros productores fueron Francesc Gil y Domènec Soberano, de Reus, que en 1868 lo presentaron en la Exposición Universal de París. Inicialmente se producía con las mismas variedades francesas que utiliza el Champagne. En 1887 llegó la plaga de la filoxera al Penedés, arruinando los cultivos de uva. Esto conllevó una renovación de las variedades utilizadas, con la introducción de cepas blancas de calidad autóctonas, en sustitución de variedades negras. Esta sustitución facilitó el desarrollo del cava ya que adquirió personalidad propia. En 1972, ante el conflicto con Francia por la denominación protegida champán, se constituyó el Consejo Regulador de los Vinos Espumosos, que aprobó la denominación de «cava» para nombrar al espumoso español, zanjando la disputa y respaldando y valorizando el nombre común utilizado en la zona para este vino, llamado «vino de cava».
Deja un comentario